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No sabía que yo era tan importante para Heinz Dieterich

No saben ustedes cómo me complace que Heinz Dieterich haya dedicado parte de su valiosísimo tiempo a bajar a la arena y discutir con este humilde caballero, el de la triste figura, según su opinión.

Después de varias semanas desde que publiqué este artículo contra sus planteamientos  en relación con la evolución de la inflación en Venezuela pensaba que había menospreciado tanto mi crítica como mi persona. Circunstancia que, por otra parte, hubiera considerado hasta lógica porque quién soy yo sino un modesto profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga.

De momento, hasta que vuelva de vacaciones y le responda, les dejo con su texto para que aprecien lo poco que entra a discutir lo que yo en su momento le recriminé, esto es, que no entendía lo que ocurría con la inflación en Venezuela. Si quiere que discutamos sobre los fundamentos epistemológicos de la ciencia me parece bien, pero no era esa la cuestión.

 

4 comentarios a “No sabía que yo era tan importante para Heinz Dieterich”

  1. Reconozco que hay detalles del interesantísimo debate que no termino de entender. No soy economista.
    Lo que sí me ha quedado claro es que Dieterich se ha colado 3 pueblos:
    “Si ahora la UMSA invita a este Don Quijote de la epistemología a formar futuros líderes de América Latina, me temo que no habrá Dios capaz de salvar a la Patria Grande.”
    Y: “Nada en el confuso y contradictorio panfleto de Montero, que exhibe la típica mezcla de arrogancia e ignorancia que caracteriza a tantos españoles cuando hablan de América Latina” No será la de los europeos????
    Ya estoy esperando tu respuesta Alberto.
    Por cierto, ahora estoy en EEUU, en cuanto vuelva me gustaría contactar contigo para una entrevista. un saludo

  2. HAMLET VERSUS DON QUIJOTE (DE LA MANCHA)
    Allá por 1860 el escritor ruso Ivan Turgueniev pronunciaba una maravillosa conferencia sobre Hamlet y Don Quijote, en definitiva, sobre dos actitudes bien distintas ante la vida. No quiero extenderme demasiado aquí, aunque el tema es apasionante y daría para una buena disertación o conversación o, si el Sr Dieterich prefiere, para una buena discusión (no olvidemos que él mismo ha descartado el “diálogo amigable”… se ha visto obligado a ello, al parecer) Aunque pensándolo bien, no sé si tendrá tiempo para discusiones literarias, porque si para rebatir cualquier “panfleto confuso y contradictorio” como él ha definido el artículo del profesor Montero se toma tantas molestias como en este caso, el pobre tiene que estar ocupadísimo)
    Pero veamos lo que Turgueniev decía: “Somos de la opinión de que todos pertenecemos, en mayor o menor medida, a uno de esos modelos; que casi todos nosotros estamos próximos a Don Quijote o a Hamlet. Es verdad que en nuestra época los Hamlets son bastante más numerosos que los Quijotes, pero estos últimos aun no han desaparecido”
    Y, aunque a Don Quijote se le pueden reprochar muchas cosas, desde luego de Hamlet podemos decir sin temor a equivocarnos que, seguimos escuchando a Turgueniev, “no se enfrentará a molinos de viento, él no cree en gigantes; pero tampoco se lanzaría contra ellos en caso de que existieran”.
    Las palabras del Sr. Dieterich me han traído esto a la memoria (bien es cierto que no teniendo ni idea de economía lo raro es que me hubiesen recordado las bases del positivismo)
    Pero no quiero citar sólo a Turgueniev, que hable el aludido: Don Quijote, el de la Mancha (el de la Universidad de Málaga lo hará en otro momento y en otro lugar, estoy segura, porque ha dicho que lo hará): “La libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres”

  3. Siempre es curioso encontrar discusiones de asuntos tan particulares como este, entre personas ajenas a la realidad de la cual discuten. En este caso es algo así como el “Panzer” alemán versus el “Quijote” español, peleando por las antípodas de la civilización, a ver cual clava primero su banderita…

    Eurocentrismo al cuadrado.

    Si ambos vivieran el día a día de la realidad venezolana que pretenden ilustrar, no perderían tanto tiempo en discusiones filosóficas y conceptuales intrascendentes (al menos para los que sufrimos las consecuencias de la inflación), que probablemente les llena a cada uno sus respectivos egos.

    La principal razón para la alta inflación en Venezuela es muy simple: Alta demanda coincidente con insuficiente capacidad de producción de bienes y servicios. La razón: se pone en circulación en un corto período de tiempo y de forma descontrolada una importante masa monetaria, aumentando el poder adquisitivo de las personas sin acompañar esto con un crecimento suficiente del sector productivo (ni público ni privado). Se intenta suplir este déficit con importaciones (a la desbandada, sin planificación y con un control de cambio que las burocratrizan fuertemente) y con estatizaciones espasmódicas de empresas privadas en funcionamiento y no se logra, como es lógico.

    Porque ocurre esto: En nuestra historia los gobiernos siempre han tenido un enorme afán centralista y concentrador de poder (más allá de ideologías políticas), en la medida que sus condiciones económicas se lo permitían (especulo que probablemente es una herencia de nuestro culto político a Bolívar) y el actual no es una excepción, con dos factores que potencian el asunto: ingentes ingresos inesperados y la voluntad política de construir el “Socialismo del siglo XXI” algo que ni el propio Chávez sabe explicar, ya que según él “…lo estamos construyendo en el camino…” ?!?

    El término o entelequia “Socialismo Bolivariano” y/o “Socialismo del siglo XXI” le a caído de perlas a todas las personas que hacen negocio directa o indirectamente con el gobierno, ya que al dejar solo el “slogan” y no definirlo, cada quien hace su propia y acomodaticia definición de “Socialismo”, eso sí aclarando muy bien que no se trata ” …del fracasado socialismo soviético…”. Es así como en la “Revolución Bolivariana” (otro slogan) conseguimos un inverosímil zoológico de especies políticas que conviven en perfecta armonía: hay burgueses “buenos” y burgueses “malos”, capitalistas “bolivarianos” y “capitalistas “imperialistas”, empresarios privados socialistas con monopolios?!!? (eso sí, chavistas), y un largo etc….como decimos en Venezuela: un arroz con mango.

    Alguien optimista puede decir: esas son cosas propias de la transcisión a la “felicidad suprema”…lo cierto es que la inflación no la controla nadie y el gobierno comienza a perder elecciones….

    Desmontar el aparato productor privado (solo el de los no-chavistas), absorbiéndolo progresivamente en el sector público y en el interín no generar inflación y escasez, es un operación de “cirugía económica” que requiere mayor capacidad profesional de los responsables de la que hasta ahora han demostrado….sin hablar acerca de la sostenibilidad del “modelo” (si es que hay alguno) que se quiere implantar, el cual todavía esperamos que alguien nos lo explique….

    Por favor, no confundirme con algún proyanqui pero es que manejar un pais tan erráticamente desespera, especialmente si tienes que sufrir en carne propia las consecuencias.

    Mientras tanto ustedes dos pueden dormir tranquilos: el Panzer cenando unas salchichas alemanas en México y el Quijote comiéndose un plato de boquerones fritos al lado de “La Manquita” en Málaga….

    Saludos!!!

  4. Estimado profesor Montero, mal que le pese don Dieterich tiene razón, tanto en el artículo orginal sobre las causas de la inflación en Venezuela como en las críticas que hace de su crítica. Si revisa críticamente su posición se dará cuenta de lo que digo.

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Alberto Montero