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De domingo

Varias charlas en Madrid, Málaga y Oviedo durante estas dos últimas semanas unidas a las horas de clase, a la presión por terminar varios artículos pendientes y a que a uno de vez en cuanto también le gusta dormir me han mantenido alejado de este cuaderno.

Es domingo por la tarde. Después del trajín de esta semana creo que es buen momento para un video en el que la música para los sentidos de Jo Blankenburg y las imágenes de las maravillas que aún alberga este planeta agonizante nos alimentan un poco el espíritu y la esperanza.

Feliz semana.

5 comentarios a “De domingo”

  1. Lo que me sugiere este precioso vídeo junto con la inminente Cumbre del Clima de Copenhague me han llevado a escribir en este blog por primera vez.
    Ojalá todavía estemos a tiempo de revertir el cambio climático y de salvar a nuestro planeta; es voluntad política lo que hace falta, más que nada.
    Feliz semana también para usted.

  2. Me ha resultado de gran interés tu blog y se agradece tu consideración hacia los que te seguimos, contestando a los comentarios y participando en las conversaciones que se generan… crees que has recibido por nuestra parte alguna aportación interesante?

  3. Acabo de llegar, por casualidad a esta página, pero volveré. Un saludo desde el blog

  4. Pues muchas gracias, Emilio, por tus idas y venidas. Lamento que en estos momentos la sobrecarga de trabajo me impida tener este cuaderno más actualizado, como ha sido siempre mi intención.

    Y a R. Caluori le debo decir que por supuesto que sí. Escribir me ayuda a pensar y confrontar mi pensamiento con el pensamiento ajeno me permite, en muchas ocasiones, replantearme mis posiciones y prestar más atención a aristas del análisis que quizás deseché y que eran importantes.

    En cualquier caso, gracias a todos los que seguís este cuaderno.

  5. Siempre me ha resultado curioso tus hábitos de sueño. Pienso que son desordenados, no sé si es común entre los profes de la uni, creo que no. De todas maneras, solo el sueño repara y pone todo en orden, nunca conviene olvidarlo.

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Alberto Montero