La otra economía » Un tiempo sin ganas ni saber qué decir

Un tiempo sin ganas ni saber qué decir

Hay días en los que a uno no le salen las palabras, sobre todo esas que escribe sin destinatario conocido y que, por ello mismo, son finalmente para uno. El primero de esos días te dices que no pasa nada; que no te pasa nada; que sólo es un poco o un mucho de cansancio o, simplemente, un no saber qué decir.

Cuando a uno de esos días sigue otro y otro más la cosa comienza a ser preocupante: si me gusta hacerlo por qué de repente nunca encuentro el momento y, cuando lo encuentro, por qué no surgen las ideas o por qué los dedos se bloquean al tratar de ponerlas en negro sobre blanco.

Al final te das cuenta de que no es tan grave: de que si escribes, bien y, si no, también porque nadie te lo va a reprochar. Y te sientes libre y vuelves a escribir para ti, sin la angustia de pensar que tienes que ser ocurrente, didáctico, profundo o ameno porque así tratas de llegar a quien te lee. Vuelves a sentir la necesidad de escribir para tratar de hacerte comprensible un mundo que camina hacia la barbarie a golpe de risa histérica de banquero; a golpe de cabezazo contra las urnas de políticos adocenados incapaces de pensar más allá de lo que creen que es económicamente correcto; a golpe de hachazo de mercaderes asesinos que juegan con nuestras vidas como si fuéramos meros peones en una partida de ajedrez mundial.

Eso trataré de seguir haciendo y si de paso le sirve a alguien, mejor que mejor.

7 comentarios a “Un tiempo sin ganas ni saber qué decir”

  1. No te desanimes; somos una mierda, pero seamos al menos una mierda digna, si es que se puede ser.

    Saludos

  2. Uf, nos tenías preocupados… ÁNIMO!!! te necesitamos :)

  3. Tranqui troncos. El sistema es inviable y ya lo sabemos. Como la codicia, que al carecer de orgasmo, es insaciable.
    La incapacidad de autorregulación del primate homo sapiens sapiens es asombrosa.
    Maravilla -que al igual que esos pequeños topillos nórdicos- caminemos desbocados al suicidio por superpoblación y agotamiento de recursos.
    La irracionalidad de pretender un crecimiento ilimitado en un planeta limitado.
    Habrá que dar salida a los excedentes con algunas guerras santas - cruzadas, yihads - o alguna oportuna y grave pandemia.
    Mejor relajarse con una canción ya vieja sobre esa cultura que se debora a si misma:

    http://www.youtube.com/watch?v=PaB3267JNH0

  4. “… y si de paso le sirve a alguien, mejor que mejor.” pero qué estás diciendo, claro que sirve, no sólo a “alguien”, sino a muchxs que seguimos tus artículos. Hoy más que nunca, aportaciones como las tuyas, son un sople de aire fresco en esta espesa y pesada atmósfera en la que vivimos.

  5. A veces las palabras se terminan porque llegó el momento de actuar. Los latinoamericamos estamos muy acostumbrados a transitar estos dos momentos. Hay personas que logran manejarse muy bien con un pie en cada lado, pero cuando se derrumbó la Argentina yo tampoco tenía ganas de escribir. Me la pasaba en la calle. Participé en dos asambleas y todo era acción. Bien nutrida de calle, recién a los muchos meses tuve la necesidad de volver a escribir.

  6. Toooooooooooooooooooooooooooooodos los días entro en esta página para ver si escribes algo… No nos abandones.
    Un saludo

  7. Eres mucho más profundo de lo que cualquiera pueda imaginar. Sinceramente, estas enamorado de la vida, y a veces arriba, a veces abajo, me encanta.

Área de discusión - Envía un comentario




Alberto Montero