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Notas archivadas en 'Europa'

Carta abierta de Evo Morales a la UE sobre la directiva de la vergüenza

Como, evidentemente, los medios de comunicación no se van a hacer eco de esta carta amparándose, por supuesto, en el derecho a la libertad de empresa y porque creo que tiene interés todo lo que en ella se dice, os copio la carta abierta que el presidente de Bolivia, Evo Morales, ha dirigido a la Unión Europea con motivo de la previsible aprobación de la directiva de la vergüenza (también llamada del retorno de migrantes).

Espero que os interese. [Sigue leyendo →]

Si es que no sabemos lo que nos conviene

En el último apunte señalaba que estaba a punto de aprobarse una directiva comunitaria que posibilitaba que los Estados miembros pudieran extender la jornada laboral hasta las 65 horas. Ayer se aprobaba ya la directiva en cuestión.

Este hecho, de entrada, es muy expresivo del margen con el que cuenta la ciudadanía europea para hacer llegar sus opiniones y pareceres a ese supragobierno no electo que gestiona –porque gobernar con criterios de empresa se denomina “gestionar”- la Unión Europea y el futuro de sus ciudadanos.

Aquí nadie se entera de nada hasta que no sale en la prensa el día antes a que se discuta y se vote. A continuación, desde allí nadie da explicaciones de nada porque, como la toma de decisiones es colectiva, todo el mundo se escuda en su limitada capacidad de influencia y, a lo sumo, se justifica diciendo que votó en contra. Y luego, de nuevo ya aquí, y como se supone que somos tan demócratas, pues a acatar el resultado de la votación sin rechistar y a seguir comulgando con ruedas de molino con lo que se decide sin nuestra participación.

Pero, además, en algunos casos lo que ya no es de recibo es el cinismo que se despliega para tratar de justificar lo injustificable como es este retroceso en derechos laborales conseguidos hace más de noventa años.

Así que, por si tenéis el juicio ofuscado o, realmente, no sabéis lo que os conviene, el Comisario de Empleo, el checo Vladímir Spidla, se ha preocupado de aclararnos a todos que esta directiva “es un paso adelante para los trabajadores”.

La valoración en cuestión me ha traído a la mente una frase cuya autoría atribuyen a Pinochet un par de años después de su golpe de Estado en Chile (aunque también la he oído otorgándole la autoría a Carlos Menem en Argentina). Dicen que dijo entonces: “En 1973 estábamos al borde del abismo; y hoy, con orgullo, podemos decir que hemos dado un paso al frente”. La lástima es que no se despeñara.

Pues eso. Europa sigue dando pasos al frente pero avanzando hacia la retaguardia. Una forma de avanzar un tanto rara, ¿no? 

65 horas de trabajo semanales son muchas horas

Los ministros de Trabajo de la Unión Europea están planteándose en estos días aprobar una norma comunitaria que permita ampliar el tiempo de trabajo de 48 a 65 horas semanales. Si no me fallan las cuentas eso significa que se podría llegar a trabajar casi once horas al día seis días de la semana o nueve horas al día si se elimina el domingo como día de descanso.

En unos pocos de años, hemos pasado del debate sobre la jornada laboral de 35 horas semanales a otro que casi la duplica y que, visto lo visto, tiene más visos de avanzar, dado el consenso existente a su alrededor (al que, de momento, se opone España), que las opciones que en su momento tuvo la jornada de 35 horas.

Tantos años de lucha por conseguir avances sociales y mejores condiciones de trabajo se esfuman, día a día, a ritmo de directiva europea. ¿Qué será lo próximo? ¿El retorno de la esclavitud? 

Inmigrados-solución e inmigrados-problema

La polémica existente en Italia en torno al proyecto de convertir la inmigración ilegal en delito está contribuyendo a poner crudamente sobre la mesa los términos del debate sobre esa cuestión y la filosofía utilitarista que domina los planteamientos al respecto de nuestros representantes políticos.

La ministra de Igualdad de Oportunidades italiana, Mara Carfagna, planteó con claridad cómo debe abordarse el fenómeno de la inmigración en Italia y, de paso, cómo se aborda en muchos otros países, incluido el nuestro.

En su opinión, “saber distinguir entre inmigrados-solución e inmigrados-problema es obligatorio para quien quiere garantizar la seguridad de los ciudadanos sin perder de vista el valor de la solidaridad”.

O sea, son inmigrados-solución los que permiten cubrir los huecos de los raquíticos Estados de bienestar mediterráneos contribuyendo al mantenimiento de una red de solidaridad social basada en la familia mediante su trabajo clandestino como asistentes domésticos o cuidando de ancianos y niños. O son inmigrados-solución los que, en condiciones de explotación y, generalmente, de ilegalidad, realizan los trabajos más duros e ingratos, aquéllos que los ciudadanos europeos ya no quieren realizar pero que alguien debe de hacer.

Por su parte, son inmigrados-problema todos aquellos que, cuando llega la crisis, son los primeros en perder su trabajo y andan deambulando sin derechos ni prestaciones sociales a la búsqueda de alguna forma de ganarse la vida.

Quien ayer fue parte de la solución, mañana se convierte en el problema. Y, para cuando eso llegue, el gobierno italiano y la mayor parte de los gobiernos europeos quieren tener la pierna preparada para darles la patada. Ni más, ni menos.

La Europa de la vergüenza

Ya he escrito estos días atrás sobre la directiva europea sobre retorno de los inmigrantes ilegales que está elaborando la Comisión Europea y a la que ya denominan la “Directiva de la vergüenza”.

Esta norma, dedicada a regular la repatriación por la vía rápida de personas que se encuentren de forma irregular en el territorio de la Unión Europea, contiene entre otras medidas:

- la posibilidad de retener a los inmigrantes sin papeles hasta 18 meses en centros de internamiento con una simple orden administrativa y sin que se medie la intervención de un juez (su papel quedaría relegado a confirmar la decisión “lo antes posible”).

- la prohibición de entrar en el territorio de la Unión Europea durante un periodo de 5 años a toda aquella persona que hubiera sido expulsada.

- o el internamiento conjunto en los mismos centros de adultos y mayores.

En definitiva, una aberración que debería avergonzarnos a todos.

Pues bien, la citada directiva se votó el pasado día 7 de mayo en el Comité de Representantes Permanentes ante la Unión Europea como paso previo a su votación en el Parlamento Europeo que inicialmente estaba prevista para el día 5 de junio.

En esa votación previa, la Directiva se rechazó porque 11 de los 27 países votaron en contra.

¿Sabéis qué votó España? ¿Que no? ¿Ningún miembro de nuestro gobierno lo ha dicho? Pues sabed que España votó a favor de la aprobación de la Directiva.

Pero, frente a la opinión de España, la Directiva no se aprobó porque otros Estados pensaron que aún era excesivamente laxa. O sea, se constató aquello de que “otros vendrán que buenos nos harán”.

Reino Unido y Suecia votaron en contra porque en sus países la retención de los inmigrantes sin papeles se puede extender ilimitadamente y, por lo tanto, 18 meses les parecía poco.

Por otro lado, Austria, Alemania y Grecia se opusieron a que los Estados tengan que asumir los costes de la asistencia jurídica a los inmigrantes.

Y, finalmente, Francia se negó a votar favorablemente porque pretende que la expulsión de los menores sea también inmediata.

Así que, de momento, la aprobación de la Directiva se encuentra paralizada. Dado que no se aprobó en el trámite previo, no llegará al Parlamento Europeo. Pero, que no cunda el pánico, ahora se abre un periodo para proceder a renegociarla con los Estados que se opusieron y para que, consecuentemente, el resultado sea aún mucho más regresivo y contrario a los derechos humanos más básicos. Siempre se puede ir a peor o, como escribía hace un par de días, avanzamos retrocediendo.

Si queréis manifestar vuestra repulsa a esta Directiva podéis firmar en su contra en este enlace

 

Avanzar retrocediendo

Era evidente que los efectos colaterales de la crisis económica también acabarían reflejándose en el tratamiento gubernamental de la emigración.

En su comparecencia de ayer en el Congreso, el ministro de Trabajo e Inmigración, Celestino Corbacho, no sólo endureció el discurso sobre la misma, sino que anunció que se estaba planteando una reforma de la Ley de Extranjería que incorporará algunos de los elementos de la polémica directiva que se están discutiendo actualmente en Europa y que esperan aprobar en junio; aún no sabemos cuáles.

Lo que sí sabemos es la valoración que hizo el ministro de una directiva que atenta gravemente contra los derechos humanos y se salta a la torera las más mínimas garantías jurídicas que rigen –o deberían regir- para cualquier persona en nuestra civilizada Europa. Y es que, en su opinión, dicha directiva “se puede ver como un retroceso o como un grave problema (…) pero es un avance en la armonización de las políticas europeas”.

Magnífica declaración ministro: Europa avanza retrocediendo. Retrocediendo en derechos, retrocediendo en garantías, retrocediendo en humanidad. Eso sí, de forma armónica. Un gran avance colectivo, sí señor.

Fondos europeos: un maná en declive

Este artículo sobre los menguantes fondos europeos podéis encontrarlo en el número de Diagonal de esta quincena. [Sigue leyendo →]

La Europa que me da asco

La Europa que me da asco es la Europa que están construyendo a nuestras espaldas o, peor aún, con nuestro silencio cómplice: la Europa de los derechos en constante retroceso; la que vacía de contenido, día a día, aquello de “libertad, igualdad y fraternidad”; la que respalda de manera vergonzosa invasiones militares allí donde haya recursos naturales que expoliar; pero, sobre todo, la que ve en todo inmigrante a un maleante.

Lo cuenta muy claro, como siempre, Javier Ortiz en este artículo titulado “Una subespecie de usar y tirar”. [Sigue leyendo →]

Para entender algo más el boicot a las Olimpiadas de Pekín

Por si a alguien le cupiera aún alguna duda acerca de por qué europeos y norteamericanos andan tratando de aguarles las Olimpiadas a los chinos, ayer la Organización Mundial de Comercio hacía público un informe sobre la evolución del comercio  en 2007 del que cualquiera puede extraer fácilmente argumentos que ayudan a comprender la razón de la ofensiva actual contra China.

En todo caso, y para ahorraros el trabajo, os hago un resumen:

a) Por primera vez, China supera a Estados Unidos como exportador mundial de mercancías y se acerca aceleradamente a Alemania, el principal exportador de mercancías del mundo.

b) Por primera vez, China sustituyó a Canadá como principal proveedor de los Estados Unidos. Las importaciones procedentes de China aumentaron el 12%, más que el doble que las importaciones totales y ello a pesar de la caída en la demanda interna estadounidense.

c) Por primera vez, el volumen del comercio chino (exportaciones e importaciones) superó al volumen conjunto del comercio de Japón y la República de Corea, segundo y tercer comerciantes más importantes de mercancías de Asia.

d) Desde el año 2001, año en el que se aprobó la candidatura olímpica para Pekín y China se adhirió a la OMC, sus exportaciones e importaciones han aumentado en promedio un 25% anual, más del doble del comercio mundial. Desde 2004, el comercio de mercancías de China (exportaciones e importaciones) supera al del Japón y en 2007, como hemos dicho, ya supera al de Estados Unidos.

Y ahora que me vengan con el cuento chino de que la razón para boicotear las Olimpiadas en Pekín es la ocupación del Tíbet.

¿A qué viene tanto alboroto en el Europarlamento con los chinos y las Olimpiadas?

El pasado viernes, en otro ejercicio de cinismo al que, a fuerza de reiterarlos, ya nos tiene acostumbrado, el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que exige a Pekín que negocie con el Dalai Lama sobre la situación del Tíbet.

En el debate se pronunciaron expresiones tan altisonantes como “el mundo libre no debe estrechar la mano de los asesinos”, sin que a mí, al menos, me quede muy claro quién es el “mundo libre” ni por qué y quienes son los “asesinos” y cuál es la razón de que se les califique así. [Sigue leyendo →]

Alberto Montero