El que avisa no es traidor
Solbes se despachaba ayer con unas declaraciones que, si bien a primera vista pudieran parecer sorprendentes, sin embargo no lo son tanto para quienes venimos siguiendo su trayectoria con una mínima atención.
Así, Solbes declaraba que se muestra “contrario a impedir artificialmente el necesario ajuste sobre la construcción”. Esto viene a significar, en román paladino, que piensa dejar que el peso de la crisis inmobiliaria recaiga sobre las economías familiares y, salvo los compromisos electorales –tipo devolución de los 400 euros en el IRPF- que Zapatero hizo en campaña y a los que no le ha quedado más remedio que plegarse, no piensa hacer nada por amortiguar su impacto sobre las mismas.
Evidentemente, se permite decir eso porque el ajuste, de momento, no lo están sufriendo los bancos que, según los últimos resultados, ganaron en 2007 casi un 20% más que el año anterior lo que debería constituir, junto a las reservas acumuladas, un buen colchón para enfrentar la crisis.
Pero, de todas formas, si la crisis inmobiliaria acaba transcendiendo el ámbito de las economías familiares, endeudadas muy por encima de sus posibilidades, y llegara al sector bancario, como parece que va acabar ocurriendo dado el ritmo al que crece la morosidad bancaria, ya veríamos cómo las declaraciones eran otras y las intervenciones “artificiales” sobre el mercado, que ahora repudia, se convertían en algo de los más natural como lo están siendo, por ejemplo, en los Estados Unidos
En todo caso y, aunque suene crudo, el ministro de Economía está siendo radicalmente consecuente consigo mismo y con su concepción neoliberal de la economía.
Es más, si algo no puede reprochársele a Solbes es falta de coherencia en el tiempo en sus posiciones porque, para quienes no lo recuerden, me permito recomendarles este artículo que yo mismo escribía hace ahora casi un año y medio (¡cómo pasa el tiempo!). En el mismo comentaba cómo Solbes ya anticipaba cuál iba a ser su posición en el caso de producirse la crisis inmobiliaria que por aquel entonces, aunque intuida, aún no era manifiesta y él, como siempre, se negaba a aceptar.
Solbes hablaba entonces del elevado umbral de dolor que tenían las familias españolas, capaces de soportar estoicamente y sin rechistar las subidas de tipos de interés del Banco Central Europeo. Si entonces pensaba eso es lógico que ahora, que la crisis ha llegado, siga pensando que las familias españolas son capaces de soportarlo todo.
Así que me reitero en lo avisado entonces: “prepárense a sufrir, Solbes dixit”.
[…] nos recuerdan el estoicismo hispano frente a la crisis y la crueldad de un sistema que no tiene reparos en “socializar” las […]
Yo creo que a lo que se refería Solbes era a no salvar a las constructoras, promotoras, etc, cuando hablaba de no interferir, con lo que, por una vez, estoy de acuerdo.
Por eso no comparto su opinión de que piensa dejar que la crisis inmobiliaria recaiga en las familias. La crisis inmobiliaria parece que afecta sobretodo a empresas. El problema para las familias (¿y por qué no ciudadanos? , dale con las familias…) se llama euribor, y eso no depende de los estados europeos.
No sé si me estoy perdiendo algo. Está claro que un estado que no fuera neoliberal podría hacer mucho para aliviar el problema de la vivienda, pero no creo que esto pase por ayudar financieramente a las empresas.
Un saludo.