La descomposición de la Universidad
No sólo como profesor universitario sino también como ciudadano, mi preocupación y angustia ante la reforma a la que se está sometiendo a la Universidad española no deja de crecer conforme avanza la aprobación acelerada de los planes de estudio de las titulaciones impartidas en la misma.
Imagino que lo que yo siento cuando adivino el panorama que nos espera y la velocidad de crucero que ha impuesto nuestra autoridades académicas para llegar al mismo debe ser compartido por más de un ciudadano.
En mi caso, al menos, de mis preocupaciones conocen también mis alumnos. Es más, algunos de ellos hasta las comparten y, poco a poco, van entendiendo que esta reforma se encuadra no sólo en una lógica de mercantilización intensiva de las instituciones sociales sino, también, de puesta al servicio del mercado y de las necesidades empresariales de la institución encargada de la generación de conocimiento científico y pensamiento crítico. Con ello no sólo se socializa el coste de la formación de la mano de obra y se limita ésta a su adecuación estricta a las necesidades mercantiles sino, lo que es más grave, se desmantela progresivamente la capacidad de respuesta de la ciudadanía frente a semejante agresión.
Valga como ejemplo paradigmático el que, en la titulación en la que imparto docencia, vamos a pasar de tener una Diplomatura en Relaciones Laborales y una Licenciatura en Ciencias del Trabajo a tener un Grado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos. Estoy seguro de que difícilmente podríamos encontrar un ejemplo más nítido de hacia dónde quieren llevar ahora, tras el desastre provocado la educación secundaria –del que, por cierto, nadie parece haber sacado enseñanzas-, a la Universidad española
Por todo ello, el pasado lunes me agradó encontrarme con una reflexión tan lúcida y una crítica tan bien dirigida como la que hacía José Luis Pardo en este artículo que quisiera compartir con vosotros. Espero que os preocupe.
Hace ya algún tiempo que la Universidad dejó de ser un foro crítico, en el sentido de formar personas capacitadas para interpretar la realidad por si mismas y, en su caso, luchar para transformarla.
La universidad forma autómatas, loros de repetición, no importa el Conocimiento, sólo importa la acumulación de datos.
Europa es la excusa para la última estocada
Desde mi humilde opinión poco o nada podemos hacer ante este cambio de los estudios universitarios puesto que supuestamente pretenden una convergencia europea. Por otra parte,me gustaría explicase el sentido de la frase ” Con ello no sólo se socializa el coste de la formación de la mano de obra “.¿socializar el coste? tenía entendido que protestabamos porque la formación se volverá elitista e inviable para algunos grupos sociales…
Sí, Eva, la socialización del coste significa que es toda la sociedad la que pagará por una formación acorde a las necesidades de la empresa en lugar de ser ésta la que asuma ese coste. Las transformaciones de la educación universitaria apuntan en esa línea: que los estudios sean cada vez más ajustados a las necesidades del mundo empresarial y no a la creación de ciencia básica o ciudadanos formados, informados y críticos.
Un saludo
¿Pero acaso crees que deben existir doctores en Relaciones Laborales? ¿Y por que no en Servicios Domésticos? ¿Como llegaste ahí?
El anterior comentario se descalifica por sí sólo, así que no merece la pena ni responderlo.
Saludos