En el Reino Unido el gobierno laboralista ha decidido elevar el tipo impositivo marginal para las rentas que superen las 150 mil libras anuales a pesar de que la opinión pública se ha alzado en su contra anunciando el retorno de la lucha de clases.
En Alemania hasta los propios ricos se avergüenzan de los escasos impuestos que pagan y solicitan del gobierno que grave con un impuesto del 5% adicional las fortunas que superen el medio millón de euros.
En España, la nueva ministra de Economía del partido socialista asume el discurso neoliberal más básico y defiende que “subir los impuestos a las rentas altas tendría un impacto mínimo”. Y para ello da por bueno que en este país sólo un 4% de los 18 millones de declarantes presentaron rentas superiores a los 60 mil euros.
No es de extrañar que la ministra asuma tanto el discurso como esos datos si se tiene en cuenta que su predecesor dio la orden de reducir el personal de la inspección de Hacienda destinado a investigar a las grandes fortunas de este país y lo reorientó hacia la inspección de los pequeños contribuyentes, mucho más dóciles y menos complicados de inspeccionar en sus minúsculos, aunque no disculpables, fraudes al fisco.
De esta forma, aunque sólo fuera por una mínima cuestión de estética en relación con los valores progresistas que este gobierno dice defender –puesto que suponer que pudieran valorarse cuestiones éticas se me hace casi impensable-, más valdría que la ministra en cuestión se callara o, en su defecto, que asumiera que la justicia social pasa, necesariamente, por la redistribución de la renta le pese a quien le pese en su bolsillo. Que para proteger los intereses de clase de los ricos ya se bastan y se sobran ellos solos.
Tags: España, Economía by Alberto Montero
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