Triste día de la República
14 de abril de 2010. Hoy deberíamos estar celebrando que la Segunda República española cumplía 79 años.
Sin embargo, nos encontramos sintiendo vergüenza ajena al ver como los herederos de los que acabaron con la República, esos que rechazan el orden constitucional actual y viven anclados en la nostalgia de los tiempos grises han sido capaces de sentar en el banquillo a un juez que, aunque no sea santo de mi devoción, ha sido el único que se ha atrevido a plantear que la memoria de este país no puede seguir llena de olvidados y de olvido.
Mientras este tipo de situaciones esperpénticas sigan ocurriendo en este país no existirá una auténtica democracia, por mucho que se empeñen en convencernos de lo contrario.
Siempre quise a España porque mis abuelos paternos lo fueron y gracias a que pude viajar bastante, además la quiero por mi propia experiencia. Pero España me desesperaba y me hacía mucha malasangre. La amnesia no es un estado ideal de la conciencia. Ahora los españoles comienzan a recordar y no hay ley de amnistía que pueda contra el pasado que la memoria evoca. Los criminales nunca olvidan pero sueñan con hacer olvidar sus crímenes a las víctimas. El destinatario de la amnesia es la víctima pero el beneficiario es el criminal cuyo crimen queda impune.
La Segunda República Española hasta 1939 fue el último gran intento de un pueblo en el continente europeo, para subvertir el despotismo y ganar su dignidad. Debería ser un gran orgullo para los españoles. Al perder la guerra civil a manos de los golpistas todos los pueblos perdieron.
No sólo España conserva la estructura jurídico institucional de la falange. Alemania habrá perdido la guerra intracapitalista, pero ha conservado su estructura imperial intacta (…y si no pregúntenle a los griegos). Si algo tiene la crisis de bueno es poner blanco sobre negro y acabar con la edulcorada propaganda del bienestar confundido con la democracia.
Más pobres o más ricos la democracia es una práctica de convivencia y ahora sé que hay muchos españoles que no están dispuestos a convivir con una gran injusticia. Estoy contenta.
Un gran abrazo solidario desde Buenos Aires.
Lo que mal empieza…
Se nos presenta a menudo la transición española como un proceso idílico, ejemplar y fruto del consenso político, pero la democracia no ha sido ni será gratuita mientras sigamos pagando su precio, con un Jefe de Estado que no sólo no podemos elegir, sino que fue designado por Franco; una Ley de Amnistía de borrón y cuenta nueva, que dejó impunes los crímenes franquistas y que ha legitimado a sus defensores hasta nuestros días, abandonando en el olvido a muchos de nuestros muertos, que después de más de 70 años nos siguen esperando bajo nuestros pies, a la espera de justicia y dignidad. Una democracia que se permite tener una justicia politizada y poco independiente, una representación parlamentaria que favorece el bipartidismo y resta importancia a las minorías y con una corruptela que parece ya unida a la propia clase política. ¿Democracia? asco de democracia.
Si penoso es ver lo que han conseguido los herederos de los fascistas, más lamentable es el papelón de quienes deberían enarbolar la bandera, sino republicana, al menos de los derechos de los trabajadores, en lugar de plegarse una y otra vez a los designios de la bestia ultraliberal que nos azota una y otra vez.
Cristina, en España hay democracia. No sé qué inspiro a tus abuelos a abandonar Europa si causas económicas o políticas o un remix de las dos; pero fueran las que fueran hicieron que hoy tu vivas en latinoamerica y no en España. Hoy en España tenemos una democracia, uno de los sistemas de “gobernaza” menos malo…pero aún no se hizo justicia…aún fosas comunes….guardan nuestra vergüenza…y nuestra tragedia…
Edel, yo no creo que hoy por hoy haya mucha democracia en el mundo. Nos dieron la forma pero no podemos debatir y discutir los grandes temas nacionales. Acuerdan entre un puñado a puertas cerradas el régimen económico, político y social al que si no nos sometemos nos golpean. Como latinoamericana y en especial como argentina aprendí que los golpes de estado vienen cuando no nos pueden convencer por las buenas. Y también aprendí que si una apertura democrática no juzga los crímenes de estado del régimen anterior, los golpes y los crímenes se repiten.
No quiero abusar de este espacio contándo historias personales, pero mi familia paterna es andaluza. Fueron los primeros anarquistas de España y migraron de forma novelesca entre 1890 y 1907. Durante la guerra civil trabajaron desde acá para la República y al finalizar acogieron a todos los que quisieron venir sin importar el bando. A uno de los hermanos de mi abuela lo fusilaron sin proceso ni sentencia en 1939, en el cementerio de Antequera. Una de sus hijas de menos de tres años quedó sola 2 días bajo una pileta. Aun vive acá rodeada de hijos y nietos pero nunca fue del todo feliz. La tragedia española no me es ajena ni desde lo personal ni desde lo ideológico.