Bueno, pues ya está. Sin que en este país nadie se haya pronunciado a favor ni en contra de un texto que, de entrar en vigor, regirá nuestro destino, condicionará nuestra vida diaria y será utilizado para justificar reformas que irán en detrimento de derechos sociales con la sempiterna cantinela de que “no es cosa nuestra, es una directiva europea que debemos acatar”, nuestros parlamentarios acaban de ratificar el Tratado de Lisboa por mayoría.
De esa forma, lo que era malo para los irlandeses resulta que para nosotros debe ser bueno y si no nos preguntan es porque ni tenemos tiempo para leer el Tratado, ni entenderíamos lo que allí pone ni, de entenderlo, comprenderíamos que eso es precisamente lo que nos conviene.
Así que en el Congreso nos han ahorrado el trabajo y han decidido ellos por nosotros. ¿Que cuántos de los que han votado a favor se han leído el Tratado? Pues, yo estoy casi seguro de que todos, ¿tú no? Sería una falta de responsabilidad aprobar algo de tanta trascendencia como un texto constitucional para Europa sin haberlo leído, ¿no crees?
Esto es España. Aquí no puede ocurrir como en Irlanda que el primer ministro, Brian Cowen, a pesar de pedir la aprobación del Tratado, reconoció que no lo había leído. En España, eso sería impensable. Estoy seguro de que todos los parlamentarios que han votado hoy a favor del Tratado se lo han leído.
De hecho, yo creo que por eso, entre otras cosas, no nos han dejado que lo votemos. Porque no lo íbamos a leer e íbamos a votar al buen tuntún. En realidad, eso es, entre otras lindezas, lo que los líderes europeos reprochan a los irlandeses: que lo han votado sin leerlo ni comprenderlo.
Imagínate que aquí gana el “no” como en Irlanda. En menudo lío metemos a España. Sería ponernos en boca de toda Europa y nosotros, los españoles, si no es en fútbol, eso no lo llevamos bien.
Tags: Política, Europa, España by Alberto Montero
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