La otra economía » 2008 » August

Notas archivadas en ''

Cerrado por vacaciones

Esta vez, aunque no con mucho margen, me da tiempo para avisar a amigos y navegantes que pudieran buscarme durante los próximos días: este cuaderno permanecerá cerrado durante diez días. Los mismos que dedicaré a visitar Jordania.

Feliz fin de verano a todos.

                         undefined

Las horas bien aprovechadas de Vargas Llosa en Caracas

La indignación despertada por el último artículo de Mario Vargas Llosa en El País sobre Venezuela me ha llevado a escribir, junto a Pascual Serrano, un artículo que publicamos hoy Rebelión en respuesta al del ínclito escritor peruano y que titulamos “Las horas bien aprovechadas de Vargas Llosa en Caracas”.

En todo caso, y para quienes se pregunten por mis gustos literarios, vaya por delante que no puedo negar que me parece un magnífico escritor aunque sus opiniones políticas me resulten de todo punto detestables. Pero de esos hay muchos.

McCain el despistado

undefined

A McCain, el candidato republicano a la Casa Blanca, le pasa lo que a cualquier ciudadano estadounidense atrapado en la crisis inmobiliaria, que no sabe cuántas casas tiene. Al primero, entre su equipo y el de Obama, le han aclarado que tiene ocho; a muchos de los segundos, sus bancos también están a punto de aclarárselo: una o ninguna.

Seguro que estarán encantados de identificarse en sus dudas con McCain. Es lo que tiene la incertidumbre: que une mucho.

Alerta contra el hambre (Hungerbytes)

El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas ha convocado un concurso de cortometrajes para alertar contra el hambre en el mundo, esa plaga que acosa a más de 850 millones de personas –que se dice pronto- en el planeta y que provoca una muerte cada seis segundos.

Los cinco cortometrajes finalistas podéis encontrarlos en esta página. Éste, el más directo, es mi preferido.

“Teoría del Sur”, por Luis García Montero

undefined

Este pasado domingo, sentado frente al mar en las playas de Zahara de los Atunes, leía un delicioso artículo de Luis García Montero, probablemente mi poeta favorito, sobre la forma de vivir y entender la vida en el Sur .

Me gustó al completo pero quizás destacaría este magnífico párrafo y la carga de razón que contiene:

“Vivir con prisa es una peligrosa costumbre, porque nos hace dogmáticos al mismo tiempo que nos impide ser dueños de nuestras opiniones. El dogmatismo es la prisa de las ideas, el acomodo a discursos establecidos por encima de nuestra conciencia, el sacrificio de la responsabilidad propia en el altar de una verdad nacionalista, religiosa, partidista o mediática. Quien vive con prisa dice lo primero que se le ocurre, lo que corre al lado de él. Así que anda de cabeza y piensa con los pies. Si tuviéramos tiempo de pensar dos veces lo que decimos y, sobre todo, lo que nos dicen, otro gallo cantaría en el mundo. Sin caer en la caricatura de la pereza, por supuesto, conviene reivindicar la lentitud del Sur como un ámbito de responsabilidad propia, el único ámbito que permite los paseos largos y las buenas decisiones. En el Sur no deben tener prisa ni los pensamientos, ni los coches, ni los desnudos. La sensualidad y la belleza requieren su tiempo”.

Por si después de este aperitivo os apetece leerlo completo, podéis encontrarlo aquí.

Y, ahora, ¿son dos tercios democracia?

De retorno de Bolivia y tras unos días de descanso para recuperar las horas de sueño perdidas y los desequilibrios del horario trastornado he encontrado ánimo y tiempo para responder, en la medida de mis posibilidades, a una pregunta que Carmen me hacía en un comentario al hilo de la anotación anterior y que borré inadvertidamente cuando estaba suprimiendo mensajes de Spam que entran día sí y día también.

Me preguntaba Carmen, creo recordar, acerca de mi percepción sobre si el referendo había “resuelto” algo o nada la situación política que vive Bolivia.

Aquí podéis encontrar, tanto ella como todos, mi respuesta.

“Resolviendo” para llegar a Uyuni

Si algo he aprendido en mis viajes por América Latina es la importancia que en casi todos esos países tiene el verbo “resolver” y lo bien o mal que seas capaz de conjugarlo.

Esa expresión en Suiza, por ejemplo, carece del sentido que le dan los latinoamericanos. Allí todo funciona como un reloj y, en consecuencia, está resuelto de antemano: los trenes llegan a su hora, las huelgas se convocan previo trámite administrativo, el gobierno las autoriza con tiempo para que los ciudadanos puedan reorganizar su vida, las reservas de los hoteles se hacen para que cuando uno llegue pueda disponer de habitación y hasta los autobuses tienen un límite máximo de pasajeros que pueden viajar en ellos.

Habrá quienes consideren que ese grado de previsibilidad es de un aburrido insoportable y habrá quienes piensen que es un avance de la civilización semejante al descubrimiento del fuego. Ya se sabe que hay gustos para todo. En cualquier caso, creo que hay términos medios que permiten que ni la vida sea tan aburrida ni que se tenga que convertir en una aventura permanente.

¿Que a qué viene todo esto? Pues viene a que el domingo pasado tenía todo perfectamente programado para viajar a Uyuni y perderme tres días del mundo conociendo su Salar (el lugar donde, según dicen, se concentra la mayor energía cósmica del planeta, que no digo que no, pero también se concentra mucha sal y no hay que ser muy místico para darse cuenta) y las lagunas de los desiertos de la Reserva Eduardo Avaroa (en donde, como habréis imaginado, lo que se concentra es agua rodeada de mucha arena y piedra). [Sigue leyendo →]

Noche de Bohemia

Siento la ausencia pero es que llevo unos días que para mí se quedan. Me paso el día corriendo de un lado a otro haciendo mil cosas aunque, como no podía ser de otra manera, también he buscado los momentos para ver a los amigos, casi siempre aprovechando los almuerzos y las cenas, y charlar sobre el momento tan complejo que vive Bolivia.

Es más, incluso ha habido ocasión para uno de esos encuentros que a mí me parecen mágicos y que, como no quiero olvidar, anoto en este cuaderno: algunos amigos reunidos en torno a unas botellas de ron en el lobby de un hotel, una luz tenue, un magnífico pianista cubano y la voz profunda de Andy Montañez cantando boleros, entre risas y suspiros, mientras fuera una fría lluvia lavaba la madrugada de La Paz.

“Noche de Bohemia” le llaman los cubanos.

 

Alberto Montero