Que a Luis Herrero lo expulsaran de Venezuela por bocazas y por realizar declaraciones de todo punto intolerables en su condición de observador político invitado a un proceso electoral, por mucho que él se escude en la libertad de expresión para justificarlas, ya es un motivo de regocijo tan grande como cuando expulsaron al Embajador de Israel.
Pero lo que es para revolcarse de risa es que a su llegada a Sao Paolo, después de que le diera tiempo a pensarlo en el avión, dijera que había sido casi secuestrado por la policía cuando, antes de entrar al avión reconocía en conversación telefónica, como se ve y oye en este video, que había sido tratado en todo momento correctamente.
¿Mentirá para disimular la torpeza de sus declaraciones y que la atención mediática se desvíe de las mismas? ¿O mentirá simplemente porque no tiene vergüenza?
Pero, es más, ¿qué pensarán en el Parlamento Europeo de que un eurodiputado que ha sido invitado en calidad de miembro de esa institución y no a título personal se permita hacer unas declaraciones de esa índole, cuestionando antes de celebrarse el proceso electoral su transparencia y poniendo en tela de juicio a las autoridades que lo rigen? ¿Permitiríamos que eso ocurriera en alguna de nuestras consolidadas democracias o actuaríamos igual que ha hecho Venezuela? Pues, entonces, bien merecida que tiene la patada en el culo.
Tags: Política, Europa, España, Venezuela, Economía by Alberto Montero
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