El artículo que publicaba ayer en Público coincidía, lamentablemente, con las medidas más drásticas contra la ciudadanía de este país aprobadas durante la democracia y por un gobierno que se dice socialista. Unas medidas que reproducen, en gran medida, las de los draconianos ajustes que el Fondo Monetario Internacional gusta de recomendar y de las que tanto saben en los países latinoamericanos que suelo frecuentar. Son las medidas que convirtieron los años noventa en la década perdida de esa región y son, por tanto, las que difícilmente contribuirán a sacarnos de la crisis.
Como escribiré en estos días, no son más que nuevamente un conjunto de medidas deslavazadas, orientadas a generar confianza en los mercados pero que siguen sin entrar al fondo del asunto.
Y es que nos encontramos ante dos problemas graves que deben afrontarse conjuntamente ofreciendo una solución integral y estructural que trasciende lo económico y, evidentemente, nuestras fronteras..
Por un lado, se encuentra el problema particular español que es su elevadísimo nivel de endeudamiento, especialmente el externo: casi 1,8 billones de euros en términos brutos. De eso no tienen la culpa ni los griegos ni los portugueses ni los irlandeses. Nosotros solitos nos lo hemos trabajado con el sudor de nuestra frente y ningún gobierno, especialmente el socialista de estas últimas legislaturas, ha hecho nada para frenarlo cuando aún se estaba a tiempo.
Y, de otro lado, esos problemas internos tienen repercusiones a nivel externo, es decir, generan externalidades sobre el conjunto de la zona euro que acaban por poner de manifiesto sus contradicciones internas. Unas contradicciones que estaban presentes desde sus orígenes pero que no habían estallado porque no había dado tiempo a que los comportamientos disfuncionales de algunos de sus miembros llegaran a límites insostenibles.
Ya ha llegado ese momento y, por lo tanto, o se afronta una reforma ambiciosa de la Unión Monetaria que acabe convirtiéndola en los Estados Unidos de Europa o esto acabará saltando por los aires.
Pero, bueno, de esto ya escribiré más argumentadamente otro día. En cualquier caso, y como continuación de ese artículo, volvieron a entrevistarme en Público junto a otros economistas de izquierda de este país y aquí está el resultado.
Es curioso que en el primer comentario se nos reproche que dónde estábamos los economistas de izquierda antes de que esto saltara por los aires y el gobierno dijera que no iba a tocar los pilares del estado de bienestar cuando lo que hacía era tomar medidas que lo estaban dinamitando.
Yo, humildemente, llevo predicando en el desierto a través de este modesto blog y de otros medios de comunicación alternativos desde hace algún tiempo. Y por aquí seguiré mientras pueda y me dejen.
Igual la cuestión no era dónde estábamos los economistas de izquierda estos años atrás sino a dónde se habían marchado quienes ahora se acaban de despertar de un sueño y se encuentran con que la realidad idílica en la que creían vivir se ha vuelto una pesadilla.
Tags: Personal, España, Economía by Alberto Montero
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