Como a los españoles nos ha dado por no comprar más pisos, habida cuenta de que ni podemos pagarlos ni los vendedores están dispuestos a bajarlos de precio, a José Blanco, ministro de Fomento, no se le ha ocurrido mejor idea que ir a tratar de vendérselos a los ingleses. A tal efecto montó un “road show”, que no sé muy bien lo que es que es pero que, a poco que uno piense se imagina que debe ser algo parecido a vender en un mercadillo pero dicho en inglés, que parece más fino, y con pisos en vez de bragas que, quieras que no, algo más de glamour sí que tiene.
Dicho y hecho. El ministro se lanzó a hacerle el trabajo sucio a promotores y constructores de este país y a tratar de venderles a los ingleses los pisos que ellos no pueden ya colocarnos. Lo cual no deja de ser sorprendente porque si los pisos fueran de construcción oficial, uno podría pensar que hasta cierto punto debería ser una preocupación del ministerio de Fomento pero, dado que no lo son, quienes debieran estar haciendo esa tarea son quienes esperan beneficiarse de manera directa de su venta. Podéis llamarme tiquismiquis, pero es que no termino de entender qué hace un ministro tratando de vender pisos que no son suyos ni de todos.
En cualquier caso, nadie se acordó de advertirle de que eso podía ser como ir a pedirles la abdicación de la Reina Madre: una temeridad.
Y es que nuestro ministro ha ido a tratar de venderle pisos a quienes llevan años reclamando ante el Parlamento Europeo la inseguridad jurídica existente en España en el tema inmobiliario, a quienes han denunciado la corrupción urbanística instalada en el país, la impotencia de las instancias judiciales para hacerles frente, la connivencia de las administraciones públicas en el proceso y la indefensión de los ciudadanos ante un entorno de especulación y corrupción generalizados. Todo ello se expuso, con puntos y comas, en el Parlamento Europeo no hace más de dos años y se aprobó el denominado Informe Euken con el voto en contra de, mira por dónde, PP y PSOE que a la hora de hacer patria sí que saben votar juntos.
Si a eso se le añade el que el ministro de Fomento les ha contado que es el momento de comprar porque la caída del precio de los inmuebles ha tocado a su fin, cuando apenas unos días antes The Economist, por ejemplo, advertía de que los pisos en España seguían sobrevalorados en un 40% pues el resultado no podía ser otro que se montara un revuelo y acusaran a nuestro ministro de que estaba tratando de engañarlos en sus británicas narices.
Así que ahí tienen a toda la prensa inglesa resucitando el problema del ladrillo español y acusando a nuestro ministro de ser un charlatán. ¿Debemos soportar tamaña ofensa o, como acto de desagravio, exigimos que nos devuelvan Gibraltar? ¿Tú qué dices, Pepiño?
Tags: Política, España, Economía by Alberto Montero
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