Durante la semana pasada compartí discusiones y gastronomía portuguesa con un grupo de colegas en Coimbra. Se trataba de un seminario organizado por Júlio Mota y su equipo de trabajo y al que habían invitado a un economista de cada uno de los cuatro de los países más sacudidos por la crisis junto a un economista francés y otro alemán.
El encuentro académico resultó de lo más interesante. Todos estábamos de acuerdo en el análisis pero sólo dos, quien esto escribe y su colega portugués, coincidían en que, vista la ausencia de perspectivas a medio plazo para una reforma radical de la institucionalidad de la Eurozona y dada la cantidad de desequilibrios que se han desarrollado en su seno y frente a la que los gobiernos nacionales carecen de capacidad de respuesta sino es optando por la vía alemana, esto es, incrementando el número de “working poors” (como ilustrativamente explicó nuestro colega alemán), difícilmente podemos sostenernos en ese entorno. O, dicho de otra manera, o el gobierno económico de la Eurozona modifica su institucionalidad y sus políticas, transitando del neomercantilismo alemán a la solidaridad con los periféricos, o mejor que vayamos pensando en cómo abandonar el barco sin ahogarnos en el intento. Como yo no creo que lo primero vaya ocurrir -esto es, que Alemania después de todo su proceso de ajuste de la primera década del siglo vaya a abandonar su modelo-, estoy seguro de que en algún momento la cuestión de la participación o no en la zona euro acabará por plantearse abiertamente y que lo mejor sería que los periféricos, en lugar de tratar de distanciarse unos de otros, como si el vecino fuera un apestado, lo plantearan conjuntamente y como una posición de negociación común.
En cualquier caso, entre debate y debate hubo tiempo para que los anfitriones hicieran un derroche de hospitalidad de esos a los que uno no está acostumbrado cuando asiste a este tipo de encuentros académicos en los que, más allá de alguna cena en común, el aislamiento suele ser la norma. Las atenciones de Júlio, Margarida y Luis con nosotros fueron algo excepcional; su itinerario por la gastronomía y los caldos portugueses tardarán en borrarse de mi memoria y el cariño fraguado durante esta semana probablemente sea de las pocas cosas buenas que traiga esta crisis.
Pinchando la imagen podréis ver el programa :
Tags: Personal, Europa, Economía by Alberto Montero
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