La otra economía » 2012 » November

Notas archivadas en ''

El rescate bancario: préstamos a cambio de despidos

Ya tenemos aquí el tan esperado rescate bancario y, como no podía ser de otra forma, llega dando una nueva vuelta de tuerca sobre la economía española y, más concretamente, sobre los trabajadores del sector y sobre el conjunto de los contribuyentes.

Hasta ahora, la condicionalidad asociada al rescate, contenida de forma convenientemente difusa en el Memorándum de Entendimiento, había afectado al conjunto de la economía tanto por la vía de los ajustes asociados a la persecución draconiana de un equilibrio fiscal imposible como por la de las reformas estructurales centradas en el mercado de trabajo y destinadas a quebrar cualquier tipo de capacidad negociadora de los trabajadores. Una condicionalidad que se ha convertido en la línea directriz de una política económica que empuja de manera suicida a la economía española hacia un abismo sin fondo, tal y como acaban de poner de manifiesto las previsiones recién publicadas de la OCDE para el año 2013.

Pero en el Memorándum también se decía que el rescate tendría implicaciones sobre el sistema financiero y que éste debería verse sometido a un proceso de reestructuración. Dada la hipertrofia adquirida por el mismo durante su proceso de cebado de la burbuja inmobiliaria, esto era, hasta cierto punto, lógico y esperable. Nadie puede dudar de que era necesaria una reestructuración del sistema financiero que eliminara parte de su excedente de capacidad y lo readecuara a las necesidades de una economía en proceso de desapalancamiento.

Pero, claro, hay reestructuraciones y reestructuraciones y la que se nos ha impuesto es de las que, más que ayudar a una transición suave y a amortiguar sus costes sociales y personales, deja a los pies de los caballos a los trabajadores, convirtiéndolos en moneda de cambio de unos beneficios que difícilmente aparecerán en una economía en caída libre como es la española. Aunque eso no debe quitar el sueño a la Comisión que sabe que detrás de las instituciones rescatadas se encuentra el erario público y, por tanto, el dinero de todos los contribuyentes por si aquéllas no pueden devolver por sí mismas los fondos recibidos.

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Amnistía fiscal: ¿por qué aquí sí y en Alemania no?

El artículo de Financial Red de esta semana dedicado a un tema tan suculento como es la amnistía fiscal que está a punto de cerrarse en España mientras que en Alemania continúa la lucha contra el fraude. Puede leerse casi como una segunda parte de este apunte de hace unas semanas: “¿Por qué España no es Alemania?”.

Amnistía fiscal: ¿por qué aquí sí y en Alemania no?

Esta semana acaba el plazo para que todos aquellos que s se han enriquecido defraudando a Hacienda durante los opulentos años de la burbuja inmobiliaria puedan lavar su dinero al módico precio de una comisión del 10% de lo que decidan blanquear. Esa es la salida que ofreció en su momento el ministerio de Hacienda a los patrioteros que se llenan la boca de España y las muñecas de pulseras con los colores de la bandera para, a continuación, estafar al resto de sus conciudadanos.

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Pa’ cagarse

Lo siento, pero después de leer este titular -porque, evidentemente, el libro no pienso ni ojearlo- no me sale otra expresión:

El Papa afirma que no había ni mula ni buey en el portal de Belén.

Y dentro de la noticia hay más: María era virgen, pero lo que se dice virgen virgen, y la estrella del portal era una supernova. No, si al final va a resultar que los Reyes Magos son los padres.

La verdad es que yo con este sindiós del catolicismo es que no puedo. Así que desde mañana he decidido hacerme de Papá Noel y a ver si hay alguien capaz de demostrarnos que los renos no vuelan.

Con los niños no se juega

La crisis se ceba con los más necesitados de protección y es ahí, al analizar el impacto sobre sus vidas, en donde encontraremos un buen indicador de la intensidad de la violencia de esta crisis. Una violencia estructural, silente, aparentemente neutra en la selección de sus objetivos pero certeramente eficaz en su impacto sobre los de siempre, los más desprotegidos.

Nadie más necesitado de protección que un niño y, por tanto, nada más cruel que negarles el futuro. Esa contradicción en los términos que es el grito angustiado de decenas de miles de jóvenes de este país, “somos una juventud sin futuro”, se hace aún más obscena cuando la pueden convertir en propia los niños y niñas que ni siquiera han llegado a jóvenes: “somos una niñez sin futuro”.

Y es que, en este país, la pobreza infantil ha aumentado en un 45% desde que comenzó la crisis. En estos momentos, la tasa de pobreza infantil llega al 27,2% de la población, es decir, más de 2.226.000 niños y niñas malviven bajo el umbral de la pobreza. ¿Puede ser de otra manera cuando el número de hogares con niños con todos sus miembros adultos que se encuentran sin trabajo creció un 120% tan sólo en los primeros cuatro años de la crisis? ¿Sabemos el drama que esconden las puertas de cada uno de esos hogares? Algo podemos imaginar: son hogares en los que no se pueden cubrir las necesidades de alimentación, de vestimenta, de calefacción, las escolares, incluso de vivienda y, como el empleo ni está ni se le espera y las políticas sociales están en fase de desmantelamiento, el problema se va enquistando: según Unicef, la pobreza crónica, es decir, aquellos que llevan tres de los últimos cuatro años bajo el umbral de la pobreza ha aumentado en un 53% en tres años.

Familias sin futuro; jóvenes sin futuro; niños sin futuro. Ese es nuestro futuro. Y lo más grave de todo, lo que revuelve más las entrañas, es saber que acabar con eso tiene un precio. Que sabemos cuánto cuesta erradicarlo, acabar con ello, lograr de que la infancia vuelva a tener futuro. Y lo que cuesta es, evidentemente, mucho menos de lo que nos está costando rescatar a bancos e instituciones financieras, culpables parciales de esta crisis que hace engordar, cada día, las cifras de la pobreza infantil.

Bastaría con 26 mil millones de euros para resolver ese problema. Con ese dinero podríamos conseguir que ningún niño se fuera a la cama sin cenar; que todos pudieran vestirse adecuadamente; que vivieran en hogares que cumplieran condiciones de salubridad y habitabilidad dignas; que pudieran acudir a la escuela; que no experimentaran en carne propia las desigualdades heredadas y todos tuvieran, desde el inicio de sus vidas, igualdad de oportunidades con independencia de dónde y de quién nacieron. En definitiva, con ese dinero podríamos conseguir que el capitalismo salvaje no las convirtiera en el eslabón más débil de una cadena que, a la búsqueda del plusvalor, tensa hasta quebrarlo por su parte más tierna.

Que toleremos que el sistema en el que vivimos permita expoliarle la infancia a millones de niñas y niños de este país es la prueba más evidente de que, camino de la modernidad, hemos llegado a la barbarie.

Sobre ello me preguntaron en Russia Today ayer.

 

 


Francia no es España

La contribución de esta semana en Financial Red se centra en el próximo PIIGS de la piara: Francia. Ya andan diciendo por tierras galas que ellos no son como España e Italia. ¡Pobrecillos!

Francia no es España

¿Les suena la música, verdad? Cada vez que un Estado de la Eurozona se asomaba al abismo de la crisis recurría inmediatamente a ese soniquete para desmarcarse de la economía que acababa de despeñarse o que ya se había estampado contra el suelo. La fórmula era el anuncio inequívoco de que los “mercados” lo habían situado en su punto de mira y, sabedores de que podían ganar mucho dinero con poco riesgo, apostaban abiertamente por desestabilizar sus finanzas públicas.

Pues bien, le llegó el turno a Francia. La semana pasada Pierre Moscovici, ministro de Economía francés, afirmaba en una entrevista con Financial Times: “No, no estamos aplicando las mismas reformas que España o Italia porque nosotros no somos ni España ni Italia”. La misma melodía con distinta letra, así que prepárense porque el baile va a comenzar de aquí a nada. De hecho, hoy mismo Moody’s ha rebajado ya la deuda de Francia un escalón, retirándole la triple A.

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De gira

Ando recién llegado de la conferencia que organizamos, como Fundación CEPS, al presidente de Ecuador, Rafael Correa, en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Allí los asistentes han constatado de primera mano cómo, cuando hay voluntad política, pueden existir soluciones para la crisis pero que,  para ello, hay que ser valiente para dar un paso previo y romper con el orden institucional establecido, hay que cambiar de régimen. Sin un proceso constituyente previo que permitiera cambiar las reglas que impedían cualquier solución emancipatoria de la crisis nada de lo que contó Correa hubiera sido posible.

Y salgo ahora para la Contracumbre Iberoamericana, la Hora de los Pueblos, en donde tengo el honor de participar como juez en la Audiencia Popular a las multinacionales españolas en América Latina. Me da a mí que van a salir condenadas, pero no adelantemos acontecimientos.

Si Sócrates levantara la cabeza

Hoy inicio colaboración, creo que semanal, en Financial Red, una red de blogs de economía y finanzas que es también la sección financiera del diario 20 minutos.

El blog que allí mantendré, y cuyos textos publicaré igualmente aquí, se llamará “Desde la periferia” y ésta es su entradilla: “Escribo estas notas desde la periferia de casi todo: de Europa, de España, de la economía e, incluso, desde la periferia de mí mismo: con la sensibilidad a flor de piel ante tanta injusticia”. A ver cómo va la cosa.

Lo inauguro con este artículo sobre la situación en Grecia.

Si Sócrates levantara la cabeza

Si el filósofo ateniense levantara la cabeza volvería a pedir cicuta, se la serviría on the rocks en una copa de balón y retornaría al sueño de los justos horrorizado al ver lo que están haciendo los bárbaros con la cuna de la democracia.

Porque no otra cosa sino horror es lo que podría sentir después de ver cómo este domingo el Parlamento griego aprobaba unos presupuestos que recortaban 9.500 millones de euros adicionales de donde ya apenas queda nada, todo ello con la única finalidad de mantener una doble ficción: que Grecia es un país soberano y que no es una economía quebrada.

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Buena huelga

¡Buena huelga a todas y todos! Nos vemos en las calles luchando por defender lo que es nuestro, pero también de todos los que irán a trabajar porque no les quede más remedio, porque son chantajeados por sus patrones o ni siquiera se lo puedan permitir.

Luchando por aquello que no deja de ser de quienes trabajarán pensando que una huelga no sirve para nada y olvidan los siglos de lucha del movimiento obrero. Si nuestros abuelos o padres hubieran pensado como ellos aún serviríamos a señores feudales; si nosotros pensáramos como ellos aceptaríamos sumisos la barbarie que se nos avecina.

Ojalá podamos decir un día que si esos derechos siguen aquí, protegidos y ampliados, para ellos, para nosotros y para todos es porque la gran mayoría los defendimos con dignidad y coraje. Como se conquistaron, hay que defenderlos: en las calles.

 

Alberto Montero