Un Nobel exclusivamente literario
La concesión del premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa me tiene, como al vizconde de Calvino, demediado.
No puedo dejar de reconocer lo gran escritor que es, al menos para mí. Algunas de sus novelas se encuentran entre mis preferidas y más de una ha sido la elegida en algún viaje para hacerme compañía durante horas de aeropuerto, vuelos o habitaciones de hotel.
Pero tampoco puedo dejar de reconocer que sus posiciones ultraliberales, su defensa de una libertad que olvida la pata de la igualdad como condición inexcusable para que la primera pueda ser realmente ejercida o su desprecio por los proyectos de transformación social en América Latina, aunque él intentó el suyo propio en Perú y habría que recordar ahora la retórica que usaba ante los empobrecidos de aquél país y comprobar si dista mucho de la usada por Chávez, por ejemplo, me resultan despreciables.
Así que recomiendo al escritor y olvidad al articulista. Os ahorraréis disgustos.
Travesuras de la niña mala… la novela de amor favorita… es más aprendí un poco más de la situación de la época.
Un saludo