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Notas archivadas en 'España'

Banqueros fariseos

El pasado martes, 11 de noviembre, se reunían nuevamente en La Moncloa el presidente del Gobierno y el ministro de Economía y Hacienda con los cuatro principales banqueros de este país: Emilio Botín (Santander), Francisco González (BBVA), Isidro Fainé (La Caixa) y Miguel Blesa (Caja Madrid).

De entrada, es sintomático que en el mismo día se reúna por la mañana con los banqueros y por la tarde lo haga con los representantes sindicales (UGT y CCOO) y los del resto del sector empresarial (CEOE y Cepyme).

Habida cuenta de que en política el orden de los factores sí que altera el producto, la expresión de las preferencias gubernamentales por los diferentes sectores afectados por la crisis se puso de manifiesto de forma palmaria ese mismo día. Circunstancia que, por otra parte, no tiene nada de novedosa: sólo hay que revisar la cronología y monto de las medidas anticrisis aprobadas durante las últimas semanas para refrendar con mayor intensidad la anterior afirmación.

En todo caso, lo que quería poner de manifiesto en este artículo no es el orden de preferencias de este gobierno, que bastante se retrata ya él solito, sino la hipocresía del discurso de los banqueros de este país, que no tienen en ningún reparo en alabar ahora lo que hace unos meses clamaban por eliminar. Me explico. [Sigue leyendo →]

Repsol-YPF en venta y al que no le guste que la nacionalice

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Las reacciones de algunos actores políticos españoles ante el anuncio del vicepresidente ruso del interés de Gazprom en adquirir el 20% de las acciones de Repsol que ha puesto a la venta Sacyr-Vallehermoso me han hecho recordar lo que escribí hace algún tiempo al hilo de los problemas que la compañía tuvo en Bolivia.

El anuncio del vicepresidente ruso ya ha sido desmentido por el presidente de la propia compañía y otras instancias políticas de su país. Y es que es de género bobo anticipar la intención de  adquirir un paquete accionarial que inmediatamente se revaloriza en el mercado de valores y, por tanto, se encarece. Otra cosa es lo que ocurrirá ahora bajo cuerda, habida cuenta de que el interés ya ha sido demostrado y que la política de la compañía rusa es, precisamente, de expansión hacia los mercados europeos.

Sea como fuere, lo cierto es que Sacyr vende su participación accionarial y alguien acabará por comprarla. Ya veremos quién.

Ahora bien, los que han quedado retratados han sido quienes, a pesar de definirse como liberales y repudiar los planteamientos nacionalistas en términos políticos, no tienen ningún tipo de reparo en defender la intervención del Estado de tinte nacionalista cuando entienden que algo que ellos consideran “español” (y no sé bien por qué) puede verse en peligro.

Me estoy refiriendo, en concreto, a la incongruencia tan brutal de Mariano Rajoy que no dudó en afirmar que estaba “radicalmente en contra de que una empresa rusa, monopolística y pública se pueda hacer con el 20% de Repsol YPF” y que confiaba en que al Gobierno “ni siquiera se le pase por la imaginación autorizar la operación”. Y es que cuando don Mariano se pone radical… [Sigue leyendo →]

La descomposición de la Universidad

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No sólo como profesor universitario sino también como ciudadano, mi preocupación y angustia ante la reforma a la que se está sometiendo a la Universidad española no deja de crecer conforme avanza la aprobación acelerada de los planes de estudio de las titulaciones impartidas en la misma.

Imagino que lo que yo siento cuando adivino el panorama que nos espera y la velocidad de crucero que ha impuesto nuestra autoridades académicas para llegar al mismo debe ser compartido por más de un ciudadano.

En mi caso, al menos, de mis preocupaciones conocen también mis alumnos. Es más, algunos de ellos hasta las comparten y, poco a poco, van entendiendo que esta reforma se encuadra no sólo en una lógica de mercantilización intensiva de las instituciones sociales sino, también, de puesta al servicio del mercado y de las necesidades empresariales de la institución encargada de la generación de conocimiento científico y pensamiento crítico. Con ello no sólo se socializa el coste de la formación de la mano de obra y se limita ésta a su adecuación estricta a las necesidades mercantiles sino, lo que es más grave, se desmantela progresivamente la capacidad de respuesta de la ciudadanía frente a semejante agresión.

Valga como ejemplo paradigmático el que, en la titulación en la que imparto docencia, vamos a pasar de tener una Diplomatura en Relaciones Laborales y una Licenciatura en Ciencias del Trabajo a tener un Grado en Relaciones Laborales y Recursos Humanos. Estoy seguro de que difícilmente podríamos encontrar un ejemplo más nítido de hacia dónde quieren llevar ahora, tras el desastre provocado la educación secundaria –del que, por cierto, nadie parece haber sacado enseñanzas-, a la Universidad española

Por todo ello, el pasado lunes me agradó encontrarme con una reflexión tan lúcida y una crítica tan bien dirigida como la que hacía José Luis Pardo en este artículo que quisiera compartir con vosotros. Espero que os preocupe.

El valor del trabajo doméstico

Pinchando aquí podéis acceder a una entrevista que me hicieron para la revista Fusión sobre el valor del trabajo doméstico a raíz de un artículo que escribí en este mismo cuaderno hace unos meses. 

El gobierno premia a los banqueros ludópatas

Cuanto más se conoce acerca del plan de rescate -ahora eufemísticamente llamado “Fondo de Adquisición de Activos Financieros” (FAAF)-, para el sistema bancario español más distancia media entre el objetivo para el que se anunció (reactivar el crédito del sistema bancario para empresas y particulares), y su fin último y real, inyectar dinero público en el sistema bancario para que éste pueda atender los próximos vencimientos de sus emisiones de deuda. Deuda con la que, no lo olvidemos, alimentaron la burbuja inmobiliaria que tanto dinero les ha hecho ganar y que ahora, que ha estallado y aparecen las pérdidas, no quieren enfrentar.

En el tiempo transcurrido entre la foto de Zapatero con los banqueros en La Moncloa y la aprobación del Reglamento que regulará el fondo de rescate, aquéllos no han dejado de presionar para que el gobierno se avenga a sus intereses y éste no ha dejado de ceder a sus presiones.

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De reinas y bufones

Ya sé que no es una tema económico pero es que las declaraciones tienen su miga aunque, a mi modo de ver, aún es más grave el vergonzoso silencio de nuestros representantes políticos sobre las mismas.

Y es que a nuestra reina (¡Dios la guarde muchos años!) le ha dado por ponerse a opinar sobre la sociedad española, imagino que para tratar de pasar a la historia no sólo porque fue reina sino también porque tenía sus propias opiniones.

Así nos hemos enterado que en, su opinión, es bueno estudiar religión en las escuelas de  un estado laico porque “los niños necesitan una explicación del origen del mundo y de la vida” –al mejor estilo Bush and friends-; o que a las uniones entre personas del mismo sexo no se les debe llamar matrimonio (“a eso que no le llamen matrimonio porque no lo es”) cuando el Parlamento de este país así lo ha establecido; o que se muestre a favor de una muerte digna pero en contra de la eutanasia (ella sabrá como se conjugan ambas posiciones porque a mí no se me ocurre).

En cualquier caso, que la reina de este país tenga opiniones de ese tipo no debería sorprender a nadie. Si las tuviera de otra naturaleza haría tiempo que hubiera abdicado. ¿O es que alguien puede creer que se puede ser rey o reina y tener ideas progresistas?

Lo que sí es para echarse las manos a la cabeza es la posición de la clase política española que, al parecer, han decidido no hacer valoraciones sobre tan reales declaraciones.

Así, la dirección del PSOE “recuerda que el criterio permanente es no valorar las opiniones de los miembros de la Casa Real”; mientras la del PP dice que “respetamos y nunca valoramos las palabras de los miembros de la familia real”.

Tanto a unos como a otros habría que recordarles que esa misma actitud podían haber mantenido hace un año cuando, en un ataque de “espontaneidad”, al monarca español le salió el gen del absolutismo colonialista y mandó callar a un mandatario latinoamericano elegido democráticamente por su pueblo.

En aquel entonces los mismos que ahora callan se dedicaron a reír la gracia, la valentía, la españolidad del rey. Ahora, cuando la que hace pública sus conservadoras opiniones es la reina, todo el mundo calla porque no se deben valorar las opiniones de los miembros de la Casa Real.

¡Qué poco hemos avanzado! Seguimos teniendo una clase política que solo se atreve a reírle las gracias a los reyes pero no a enmendarles la plana. ¡Panda de bufones! 

Los beneficios de los bancos españoles, por el Gran Wyoming

Me gusta la ironía con la que el Gran Wyoming trata los beneficios de los bancos españoles, algunos de los cuales, no lo olvidemos, siguen manteniendo sus expectativas de beneficios para 2008 aún a pesar de la crisis.

Una foto que vale 30 mil millones de euros

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Está visto y comprobado: los banqueros de este país no se hacen fotografías gratis. La que se hicieron con Rodríguez Zapatero en la reunión de hace unos días en La Moncloa ya tiene precio: un fondo anticrisis de 30 mil millones de euros ampliables hasta 50 mil (entre el 3% y el 5% del PIB) para, en palabras del propio presidente del Gobierno, “el sistema financiero más sólido del mundo”.

Lo preocupante es que una vez más, como ocurrió con el pueril episodio de negación de una crisis que hasta el menos pintado veía venir en lontananza, parece que la retórica gubernamental casa mal con la realidad en la que vivimos o con las medidas de política económica que instrumenta este gobierno. [Sigue leyendo →]

Usted compre productos españoles que el Estado los prefiere chinos

La semana pasada el ministro de Industria, Miguel Sebastián, nos regalaba una de esas frases para el recuerdo al solicitar de todos los españoles que, en un gesto de patriotismo absurdo, compráramos estas Navidades productos y juguetes nacionales.

Resulta de lo más curioso que esa petición saliera de la boca de la misma persona que hace apenas cuatro años, cuando era el principal asesor económico de Zapatero y en un encuentro de economistas en el Fórum de Barcelona, advertía que “muchos líderes políticos están descontentos sobre cómo se dirige el mundo. Los economistas deben conducir un cambio o volveremos a todo tipo de intervencionismos, nacionalismo y proteccionismos de distinta clase”.

¿No quería Sebastián globalización y libre comercio? ¿No alababa las virtudes del libre mercado y de la competencia? ¿A qué viene ahora, entonces, ese ramalazo de nacionalismo que hace tan poco consideraba tan dañino?

Porque, además, la petición del ministro se vuelve aún más ridícula cuando al día siguiente de esas declaraciones nos enteramos de que los empresarios del sector textil se andan quejando de que la Guardia Civil haya adjudicado la producción de sus uniformes a empresas chinas.

Si la administración pública de la que el ministro forma parte ignora olímpicamente su recomendación y no realiza ningún tipo de discriminación positiva a favor de los productores españoles, ¿por qué tendríamos que hacerlo nosotros? A poder ser, que me lo explique Sebastián.

Así cualquiera cree

 

Dice el presidente de la Confederación de Empresarios que cree firmemente en el diálogo social aunque, si no se llega en él a “acuerdos necesarios”, es preciso que actúe el Ejecutivo, “porque el Gobierno está para gobernar”.

De entrada, es normal que crea en el diálogo social porque éste normalmente se viene traduciendo en unos mayores niveles de flexibilidad en el mercado de trabajo, en el empeoramiento de las condiciones salariales de los trabajadores, en la reducción del poder de negociación de éstos y, consiguientemente, en el aumento de los márgenes de beneficios empresariales. Así hasta yo creo.

Pero, además, los empresarios ya no sólo creen en el diálogo social sino también en que, en caso de que el acuerdo no surja espontáneamente del mismo, están muy seguros de que el Ejecutivo impondrá los “acuerdos necesarios” que, evidentemente, suponen que irán en la línea de sus deseos. A eso llaman “gobernar”.

Se ve que el reciente eslogan del PSOE, aquél que rezaba “Motivos para creer”, tenía unos destinatarios muy concretos que supieron entenderlo a la primera.

Alberto Montero